Hoy, día 25 de noviembre, se vuelve a plantar cara al maltrato, en el día Internacional de Lucha contra la violencia de género.
La violencia de género, ha sido un fenómeno invisible durante décadas, siendo una de las manifestaciones más claras de desigualdad.
En 1980, en la III Conferencia de Mundial sobre la Condición Jurídica y Social de la mujer, se establecía que la violencia contra las mujeres supone el crimen más silenciado del mundo.
Trece años después, la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, supuso el reconocimiento de los derechos de las mujeres como Derechos Humanos y desde 1995, Naciones Unidas reconoce que, la violencia de género se constituye como uno de los principales obstáculos para el abordaje de la libertad, el desarrollo y el disfrute de los derechos de la mujer.
Tomando de referencia todas estas reflexiones internacionales, España aprobó la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Esta ley, en su artículo 1.1., se define violencia de género como “manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia” y “comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad”.
El 80% de las víctimas mortales de la violencia machista registradas en 2010 no había presentado una denuncia contra su agresor, según aseguró el pasado mes de octubre el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente.
Sin embargo, según el Consejo General del Poder Judicial (como se recoge en el Observatorio de la Violencia de Género se recoge en el Informe un balance muy positivo tras cinco años de Ley integral contra la violencia de género.
Estos dos datos, nos pueden hacer pensar que existe cierta contradicción, ya que si la Ley Integral contra la violencia de género ha obtenido un balance favorable en los últimos cinco años y se han producido más muertes sin previa denuncia, ¿las víctimas confían en dicha Ley?¿Es suficiente la protección que se ofrece?
A pesar de que el número de víctimas no ha disminuido notablemente, si se ha constatado según el Observatorio contra la violencia de género, de que las llamadas realizadas al 016 han aumentado.
La pregunta que se plantea con respecto a la relación de la violencia de género, con el contenido de esta asignatura es, ¿qué podemos hacer desde la intervención educativa, para disminuir los casos de maltrato por violencia de género?
Es un tema bastante complejo, pues llegado el caso del maltrato, es muy difícil poder intervenir, ya que muchas de las víctimas no se atreven a denunciar por miedo a las represalias que puedan tomar los agresores; por miedo a la seguridad de los hijos/as, por la dependencia a su pareja creada por tantos años de hacerles creer que por ellas mismas no valen nada…
Sin embargo, creo que con respecto al tema de la prevención y sensibilización queda mucho que hacer, a pesar de que en los últimos años se haya avanzado bastante en este tema y se haya concienciado y logrado sensibilizar a la mayor parte de la población.
La sensibilización y educación preventiva, no dejándolo únicamente como un tema que se trate solo dentro del núcleo familiar, será una de las principales tareas que tendremos que abordar en este ámbito como futuros educadores sociales.
Será imprescindible conocer y reflexionar sobre los aspectos fundamentales que explican el sexismo; tener una clara idea de relación entre prevención y ámbito educativo; diseñar y aplicar propuestas de intervención prácticas destinadas a la prevención.
Sería conveniente y necesaria la implicación de instituciones educativas, concejalías, asociaciones, entre otros colectivos con el objetivo de llegar la campaña de prevención y sensibilización a la mayor parte de la sociedad, pues si bien es cierto que cada vez es mayor el número de personas dispuestas a ayudar, tendremos que luchar por conseguir un mayor número de personas implicadas, y un menor número (ojalá ninguno) de víctimas.
- Bienestar Social: conjunto de factores que participan en la calidad de vida de la persona.
- Exclusión Social: progresiva ruptura de las relaciones entre las personas y la sociedad que predomina. Se acumulan factores de desventaja, vinculados a aspectos de la vida personal, social, económica, política y/o cultural de las personas.
- Feminización de la pobreza: situación económica en la que la mujer se encuentra en situación de desventaja con respecto al hombre, ya que al seguir sufriendo la desigualdad social se manifiestan las consecuencias en los ámbitos laboral y económico, haciéndola más susceptible.
- Pobreza: imposibilidad de acceso o carencia de los recursos necesarios para que una persona pueda cubrir las necesidades primarias, como la alimentación, atención sanitaria, vivienda, educación...
- Protección Social: sistemas que permiten afrontar situaciones de precariedad como el desempleo, salud, situación familiar o vejez.