Existen dos corrientes que tratan de explicar el comportamiento de las personas, pero ¿qué hay de innato y/o cultural en el comportamiento humano?
Según el innatismo, el comportamiento vendría determinado en desde el nacimiento. La herencia genética definiría los patrones de conducta de las personas.
Por otro lado, el ambientalismo atribuye al entorno de la persona la responsabilidad de su conducta. Da por hecho que la persona es maleable.
También existe la concepción de ser humano como una tabula rasa, es decir, está vacío y es la sociedad la que lo va conformando.
Durante muchos años se ha creído que las diferencias sociales se explicaban conforme a las dotaciones hereditarias. El llamado “darwinismo social”, justificaba la estructura social como resultado de la lucha por la supervivencia y la selección natural. Una consecuencia grave del innatismo es la pérdida de responsabilidad del individuo sobre sus actos.
Las consecuencias del ambientalismo también han sido notables, ya que los actos se justifican como inducidos por la sociedad (modas, medios de comunicación…).
En consecuencia, el innatismo se traduce en el pesimismo pedagógico, por lo que no se puede hacer nada para cambiar la conducta de un niño.
La investigación realizada desde la Sociología de la familia, ha demostrado que las conductas de niños y niñas, no son independientes de los estilos educativos de los padres.
Según lo visto en clase, y el texto de Rafael Merino “Individuo y Sociedad y Agencias de Socialización”, en la intervención social, hay que tener en cuenta las posibilidades de rehabilitación de los individuos, es decir, de modificar las trayectorias vitales de los mismos, en concordancia entre la acción individual y los condicionantes del entorno.
Hablando del comportamiento humano, y una vez introducidas estas dos corrientes, es necesario analizar el proceso de socialización, a través del cual, el individuo se incorpora a la sociedad (a través de la estimulación, desarrollo de las características comunes de la sociedad, etc.).
Durante años, la socialización fue criticada desde varias perspectivas teóricas. Durante los años 70, el psicoanálisis y el marxismo estructuralista entendieron la socialización como imposición de un orden establecido y como represión.
En la actualidad, toda sociedad que quiera seguir siéndolo necesita de mecanismos de reproducción a través de los cuales se realice la incorporación de nuevos miembros a la estructura dada. Estos mecanismos son de dos tipos: control social y adscripción identitaria.
El “control social” se basa en la necesidad de vivir en grupo. Cuando una persona se desvía de la norma, enseguida aparecen mecanismos de control (ridiculización, murmuros…).
En cuanto a la adscripción identitaria, los roles son un elemento principal, que marcan los papeles definidos socialmente e interpretados por los individuos. Los roles son patrones de conductas que se aplican en situaciones sociales tipificadas.
No todos los individuos pasan por el mismo proceso de socialización, pues dependerá en gran medida de las posiciones sociales a ocupar una vez incorporados a la sociedad (dependiendo de la edad, sexo, clase social, etc.), lo que responde al término de socialización diferencial.
El proceso de socialización, puede diferenciarse en tres momentos: socialización primaria, secundaria y terciaria o resocialización.
La socialización primaria es la más básica, y la que atraviesa el niño/a durante la infancia. Se construye su personalidad y se incorpora a la sociedad. El principal agente socializador es la familia y es muy importante la carga afectiva.
En un proceso posterior, socialización secundaria, se introduce al niño/a a nuevos sectores como la escuela, que ejerce de principal agente socializador, acercándole al grupo de iguales. La carga afectiva es reemplazada por las técnicas pedagógicas, las cuales facilitan el aprendizaje.
Con la socialización terciaria, la persona se reincorpora a la sociedad tras un período de inadaptación o exclusión social al no haberse desarrollado satisfactoriamente los procesos de socialización primaria y/o secundaria.
Las instituciones que tienen como función la incorporación de los individuos a la sociedad, las llamadas agencias de socialización, son muy diversas, lo que dificulta la coordinación entre las diferentes instituciones, que son: familia; escuela; medios de comunicación; trabajo; ocio y tiempo libre, y grupo de iguales.
En la familia, se ha producido un cambio social en la estructura bastante notable con el paso de la familia troncal o extensa a la familia nuclear. A finales del siglo XX, se ha tenido lugar una segunda transición, la postnuclearización familiar, con la que se han diversificado en gran medida las formas familiares (sobre todo, familias monoparentales).
Además de la diversidad de estructuras familiares, también podemos encontrar una clasificación variable en función de los posibles estilos educativos de los padres hacia sus hijos/as: estatutaria; proteccionista; permisiva y negligente.
En cuanto a otro importante agente socializador como es la escuela, podemos decir que ha experimentado una evolución importante. Uno de los cambios más destacables es la extensión de la obligatoriedad de la escolarización.
Esta nueva escuela de masas (anteriormente sólo para élites) se ha ido construyendo en el tiempo generando un sistema educativo, con reglas, leyes, roles diferenciados y dos tipos de funciones: la económica y social.
Los medios de comunicación juegan un papel de influencia muy importante en la educación de los niños/as y jóvenes. Hay que ser consecuente a la hora de asumir qué es lo que transmiten estos medios: violencia, agresividad, estereotipos de roles…Estos valores no son de ayuda a la hora de preparar a futuros ciudadanos en los valores cívicos deseables.
Otro agente socializador, el ocio y tiempo libre, desde principio del siglo XX se empezó a considerar que en el tiempo libre se podría intervenir educativamente, y así poder paliar las deficiencias de las instituciones familiares y educativas.
El grupo de iguales, agente importante durante la adolescencia, está estrechamente relacionado con el anterior, ocio y tiempo libre, ya que durante este período la mayor parte del tiempo se intenta pasar con el grupo de iguales.
Ya que la socialización es un complejo proceso, en el que deben interaccionar tantos factores como hemos visto, y teniendo en cuenta que cada individuo se desarrolla en unas circunstancias totalmente únicas y especiales, el fracaso del proceso de socialización respecto a algunos de estos agentes coloca al individuo en una situación de riesgo.
El aprendizaje erróneo de las habilidades sociales puede desembocar en el desarrollo de conductas antisociales a largo plazo y a no saber establecer relaciones interpersonales de la manera que la sociedad espera.
El pasado 16 de febrero, tuvo lugar la segunda exposición grupal dedicada en este caso a las adicciones, un tema mucho más amplio de lo que la mayoría de los oyentes nos habíamos imaginado.
Según la OMS, adicción es el estado de intoxicación crónica y periódica originada por el consumo repetido de una droga, natural o sintética, caracterizada por una compulsión a continuar consumiendo por cualquier medio, una tendencia al aumento de la dosis, una dependencia psíquica y generalmente física de los efectos y que conlleva consecuencias perjudiciales para el individuo y la sociedad.
Sin embargo, internos en una sociedad cada vez más cambiante, hablar de adicciones refiriéndonos solo a drogas naturales o sintéticas, es intentar engañarnos, pues ya no solo se tienen adicciones a lo que habitualmente venía siendo común (alcohol, tabaco u otro tipo de droga),sino que se han unido nuevas drogas de diseño.
Con el paso de los años, se ha observado que también existen conductas (sin consumo de sustancia previo) que tienen capacidad suficiente para producir dependencia y el resto de características comunes de las dependencias provocadas por sustancias psicoactivas.
Entonces ¿qué puede propiciar una situación o conducta de dependencia?
Entre los factores de riesgo de carácter psicosocial, pueden presentarse desde varias perspectivas como la individual, familiar, social, cultural, grupo de iguales, entorno, etc.
Las adicciones se pueden categorizar para un mejor estudio, en función de si la adicción es provocada por una determinada conducta o por la ingestión de una sustancia determinada.
Las nuevas adicciones detectadas, a parte de las que ya venían siendo conocidas y en parte habituales (sustancias tóxicas, ya sean naturales o de diseño), son conductas adictivas: juego, sexo, relaciones, sectas, trabajo, internet, nuevas tecnologías, etc.
Puede darse el caso en el que más de una adicción coexista o además esté relacionada con alguna enfermedad de carácter psicosocial y además, el perfil de persona con adiciones no está nada claro, al constituirse por un grupo muy heterogéneo de personas.
¿Cómo se intenta dar respuesta a esta problemática?
Desde la Junta de Andalucía (Decreto 2002/2007) se intenta dar respuesta a esta problemática desde una política que vincula a las Administraciones así como a las entidades privadas e instituciones que trabajan en este ámbito.
Se trabaja desde cuatro líneas de actuación:
*Prevención
*Atención socio-sanitaria
*Incorporación Social
*Reducción de daños
*Información, formación e investigación
El objetivo general que persiguen estas estrategias es promover la toma de decisiones responsables respecto a las sustancias y actividades adictivas, incidiendo en los factores personales y sociales implicados en las mismas, favoreciendo la disminución de las consecuencias negativas del consumo y las adicciones, proporcionando los recursos para su atención y priorizando la normalización social de los afectados.
Buscando programas y planes tanto a nivel estatal como autonómico, podemos comprobar que con respecto a la drogodependencia existen más recursos, instituciones, proyectos, etc. que con respecto a la temática de adicciones, en general. Esto es debido a que el problema de drogodependencias se está trabajando hace años, por lo que tiene ya un recorrido en generar intervenciones, y con otro tipo de adicciones, aun queda mucho que hacer, ya que muchas se están detectando en este último tiempo.
Existen numerosas asociaciones, grupos de autoayuda, dedicados a facilitar la rehabilitación y reinserción social de personas que presentan este tipo de dependencias, como hemos dicho anteriormente, especialmente dedicado al consumo de tóxicos. Asociaciones para tratar otro tipo de adicciones, están apareciendo poco a poco, mientras se siguen detectando nuevas problemáticas.
Según un estudio realizado a finales del 2004 a 960 jóvenes de 12 a 19 años por la asociación canaria Aluesa (Atención a la Ludopatía y a la Exclusión Social), un 9 por ciento de esta población se podía considerar dependiente de internet, y otro 5 por ciento en riesgo de adquirir esta dependencia. La primera cifra sería "un uno por ciento mayor que los afectados por la ludopatía". Y lo explica al ser "mayor la accesibilidad, ya que no hay que salir de casa". Respecto a los videojuegos, para un 8 por ciento suponía un problema mientras que un dos por ciento lo consideraba un riesgo. Sobre el móvil (el 90 por ciento tenía uno) reconocía sufrir una excesiva dependencia el 32 por ciento y un 30,3 se sentía mal cuando no recibía mensajes de texto.
Tras conocer diferentes cifras, informarnos en la exposición de clase, y la búsqueda de información, se puede concluir que las adicciones (especialmente las recientemente detectadas) constituyen un nuevo reto tanto para la sociedad como para los futuros profesionales de lo social.
Partimos de que la prevención tanto con esta temática como con muchas otras que posicionan a un individuo en riesgo de exclusión o de padecer un problema psicosocial, es importante e imprescindible.
Las adicciones constituyen una problemática extendida que no sabemos a día de hoy con claridad, hasta donde abarca ni mucho menos delimitado el perfil de la persona que es adicta. Lo único que tenemos más claro es que los factores de riesgo que influyen en una persona y lo empujan hacia una situación de vulnerabilidad son muchos, por lo que las actuaciones preventivas no bastan de cara a las personas que presentan el perfil determinado, sino que han de abarcar mucho más, todos los factores que se consideren de riesgo ante este tipo de problemáticas.
Por tanto, también sería conveniente evaluar si los programas preventivos llevados a cabo hasta ahora en materia de drogodependencias y otras adicciones están siendo fructíferos o si por lo contrario, no se están produciendo cambios ni en la concienciación en consumo responsable ó sensibilización del problema de cara al resto de la sociedad.
El bullying es el maltrato físico y/o psicológico deliberado y continuado que recibe un niño por parte de unos u otros, comportándose con él cruelmente con el objetivo de someterlo y asustarlo, para obtener algún resultado favorable para los acosadores o simplemente para satisfacer la necesidad de agredir que estos suelen presentar.
El bullying, como nos explicaron las tres compañeras que realizaron esta exposición, se puede manifestar de diversas formas: desde el maltrato verbal (suele ser bastante habitual), intimidaciones psicológicas, maltrato físico, aislamiento social, ciberbullying (manipulación, exclusión y aislamiento). Para entender mejor las diferentes tipologías a través de las cuáles se puede manifestar este maltrato, las compañeras animaron a la clase a realizar un role-playing que fue muy útil para entender cómo éste se lleva a cabo.
Las causas de este fenómeno son muchas y complejas. Los factores de riesgo pueden ser desde la violencia, a través de la exclusión social o mismamente de la que se pone de manifiesto en los medios de comunicación.
Es importante conocer los factores de riesgo presentados, pero no debemos olvidar que este fenómeno se suele dar durante la adolescencia, en la que juega un papel fundamental el entorno socializador en el que se encuentra el o la adolescente. Por ser una etapa difícil e importante en la que se produce el proceso madurativo, es necesario prestar especial atención a cada uno de los agentes socializadores: la familia, la escuela, los medios de comunicación y por supuesto, el grupo de iguales (de especial interés en la adolescencia, como hemos podido comprobar en el tema 3: Socialización).
-La familia: es el agente socializador más importante durante la socialización primaria y el primer grupo al que pertenece un individuo. Es imprescindible tener en cuenta los estilos educativos que adoptan los padres.
-La escuela: es el agente socializador más importante de la socialización secundaria, la segunda institución o grupo más importante en el que el niño/a deberá desarrollarse. Es en la escuela, donde se pondrá en contacto con el grupo de iguales, el cual, durante la adolescencia tomará una mayor influencia y poder sobre ésta/a.
-Medios de comunicación: agente socializador, el medio más influyente en los niños/as es la televisión (en auge internet), que a menudo, nos expone a continua violencia.
Los comportamientos observados por los niños/as ya sea en el núcleo familiar, la escuela o los medios de comunicación, influyen de manera notoria en la conducta que estos con el tiempo irán desarrollando.
Un dato de interés y que preocupa bastante, es que más del 80% de los estudiantes, afirma haber padecido o haber participado de alguna manera en un acto de abuso escolar. Es una cifra verdaderamente escalofriante y que ha de hacernos replantearnos varias cuestiones .
¿Juez o verdugo?
Entre los actores que deben existir para que se dé una situación de bullying, debemos destacar dos principales: la víctima y el agresor, sin olvidar los actores del entorno escolar. En las víctimas, podemos encontrar dos tipologías diferentes: víctima pasiva y víctima activa. A continuación, defino el rol de los diferentes actores:
- Víctima pasiva: su situación social suele ser de aislamiento con respecto a los grupos de iguales. Presenta una conducta pasiva ante la violencia a causa del miedo que siente, la ansiedad y la baja autoestima. Puede haber sobreprotección por parte de la familia.
- Víctima activa: sufre una situación de aislamiento. Tiende a actuar de manera impulsiva y puede desarrollar conductas agresivas e irritadoras. En su primera infancia puede que se haya dado un trato familiar hostil.
- Agresores: tienen a ejercer la violencia y abusar de la fuerza. Presentan baja tolerancia a la frustración, dificultad para cumplir normas, carecen de capacidad de autocrítica y se caracterizan por presentar baja afectividad por parte de sus padres.
Tras leer el perfil que presentan los diferentes actores en el caso de darse un caso de bullying, podemos observar que por un lado, las víctimas suelen estar aisladas, es decir, no comparten con un grupo de iguales, y por otro, el perfil del agresor, que suele presentar dificultades para cumplir con las normas, baja afectividad por parte de los padres, etc.
Este perfil (tanto el de víctima como agresor), suele ser denominador común ante casi todos los casos en los que se produce bullying. Como hemos recordado en párrafos anteriores, la familia es el principal agente socializador y grupo en el que se inserta el niño/a. Por ello, debemos tener especial atención en las relaciones, actuaciones y responsabilidades que se fijan en ellos, ya que formarán parte de su futuro.
Tan grave puede ser el descuido en la formación y educación de un menor como pecar de sobreprotección, ya que, ambas conductas, provocarán consecuencias extremas (que el niño/a intente llamar la atención ante carencia de lazos afectivos como crear una excesiva dependencia que no permita establecer contacto con el grupo de iguales, respectivamente).
Al existir tantos factores y agentes de socialización, no se deben delegar responsabilidades así como así de unos agentes a otros (por ejemplo, la familia a la escuela y viceversa), ya que cada uno ha de cumplir con la función que le corresponde, y se deben complementar unos con otros, logrando el máximo grado de inserción posible del menor en la sociedad.
Si estos agentes ejercen su función de manera descoordinada o directamente, no la ejercen, unido a una serie de factores sociales, pueden provocar situaciones de abuso, en este caso el escolar.
En el abuso escolar, al igual que suele haber dos actores implicados (maltratador y maltratado), también existen consecuencias muy distintas, pero igual de graves para ambos.
La víctima, a causa del abuso, puede llegar a desarrollar problemas de salud (tanto a nivel físico como emocional); temor; infelicidad ó fobia al centro educativo entre otras. Por otra parte, el agresor puede reforzar su carácter violento; las ansias de poder y liderazgo; así como poder desarrollar en un futuro conductas delictivas).
Pero hay más. No podemos olvidarnos del entorno escolar, escenario en el que se dan este tipo de abusos, y que hace de los demás menores el que sean observadores pasivos ante tales situaciones.
Los demás compañeros/as del centro escolar, ante este tipo de conductas, están normalizando de manera inconsciente la agresividad, relacionándola además con el éxito social. De esta manera, se está potenciando la falta de sensibilización ante el abuso que sufre algún compañero/a.
Cuando en varias clases se ha abierto el debate de si deberíamos o no trabajar no sólo con la víctima sino también con el agresor (en este tipo de caso como también en violencia de género), yo he sido la primera en ponerle reparos, ya que nunca me había planteado algo así. Sin pararte a reflexionar, lo primero que se viene a la cabeza es un no por respuesta.
Sin embargo, y ya profundizando en el tema a través de la exposición de las compañeras y el posterior trabajo realizado para elaborar la entrada, se comienzan a mirar las cosas desde otra perspectiva.
Anteriormente, he descrito el rol y perfil de los diferentes actores sociales que participan en esta situación. Pero es más, se han descrito las consecuencias que tanto las víctimas, agresores como compañeros pueden llegar a presentar.
Aunque no nos demos cuenta a priori, no hay solo una víctima en el abuso escolar. Según el rol que desempeñe cada actor social, las consecuencias serán graves, ni mejor ni peor para uno que para otros. No hay juez o verdugo, solo menores insertos en una problemática social que les afecta y no les favorece.
Con esta síntesis quiero llegar a lo siguiente: ¿cuál es la solución? ¿Desde qué perspectiva se ha de abordar la problemática?
Es evidente que no resulta fácil ponerle solución a este asunto en el que influyen múltiples factores, sin embargo, es importante concienciar de que ante el conocimiento de un hecho así, no ha de imperar el silencio, debe darse a conocer antes de que las consecuencias que hemos visto anteriormente, se agraven más aun, si cabe.
En los colegios o institutos, los profesores no saben cómo hacer frente a este tipo de situaciones por lo que, a menudo es el orientador/a el que debe hacer frente a esta problemática con la ayuda de sus compañeros docentes.
Sin embargo, creo que sería necesario un equipo de profesionales (psicólogos, educadores sociales, mediadores…) para trabajar con todas las partes implicadas en un caso de abuso escolar, para una mejor intervención coordinados aunque desde diferentes puntos de vista, enriqueciendo aun más la intervención.
Desde este equipo pues, se habría de trabajar tanto con las familias de los menores, con éstos así como con los compañeros/as que han presenciado una actuación de este tipo, de manera que se trabaje en prevenir futuros nuevos abusos y se busquen las soluciones que beneficien más a ambas partes implicadas.
A pesar de las reflexiones aportadas durante el desarrollo del trabajo, sigo pensando que dar soluciones ante tales problemáticas no es tarea fácil, pero trabajar en la prevención y la formación, han de ser un buen comienzo.
Ante las Teorías Explicativas de la Inadaptación Social, las dos corrientes filosóficas que más influencia han tenido en este tema son el Liberalismo (Escuela Clásica) y el Positivismo (Escuela Positiva).
La Escuela Clásica tuvo sus inicios en el siglo XVIII, de la mano de autores como Feuerbach y Benthman, con la idea de que cualquier acción humana es fruto del pensamiento racional. En este tiempo, para aquellas personas que alteraban el orden establecido, se introducen las ideas de pena o castigo.
La Escuela Positiva, siglo XIX, comenzó a criticar los planteamientos clásicos. Esta escuela tuvo su origen, por un lado, en la implantación del positivismo como método científico aplicado a las Ciencias Sociales, y por otro, al auge de las Ciencias Biológicas impulsando la teoría de la evolución de Darwin.
*Explicaciones y atribuciones: se intenta buscar una lógica para hacer comprensible lo que ha sucedido. La atribución busca responsabilidades. Generalmente, el comportamiento ajeno tiende a explicarse mediante disposiciones particulares (causalidad interna, "de tal palo, tal astilla") y el propio comportamiento en términos situacionales (causalidad externa, "me han obligado"). Los estereotipos influyen en la interpretación que hacemos de los comportamientos observados.
*Reacción social y procesos de definición de la conducta: La "etiqueta" que ponemos a los sujetos y grupos define socialmente a los sujetos y grupos. Esta teoría ayuda a comprender los mecanismos que intervienen: perpetuación; la economía y la consistencia (efecto Pygmalion).
El pasado 21 de febrero tuvo lugar el tercer seminario sobre familia e infancia desde la perspectiva de los Servicios Sociales Comunitarios, al que nos acercaron las dos ponentes (psicóloga y trabajadora social).
Durante el seminario, se centraron en explicarnos el programa en el que trabajan: Programa de Atención a la familia e infancia, no sin antes contextualizar la estructura de los Servicios Sociales y la forma de acceso a éste.
Los Servicios Sociales
Según la ley 2/1998, 4 de abril, de Servicios Sociales de Andalucía, define los Servicios Sociales Comunitarios como los que existen en cada una de las Zonas de Trabajo Social, dotado de los medios humanos y materiales precisos, desde donde se prestan los servicios siguientes:
- Información, valoración y asesoramiento al ciudadano
- Cooperación social (tiene como objetivo potenciar la vida comunitaria e impulsar el asociacionismo).
- Ayuda a domicilio (prestación de atenciones de carácter doméstico, social y de apoyo personal a individuos y familias, facilitando la autonomía en el medio habitual).
- Convivencia y reinserción social (búsqueda de alternativas al internamiento en instituciones de las personas que se encuentran en situación de marginación, procurando la incorporación de los ciudadanos a la vida comunitaria).
- Otras que la dinámica social exija.
El servicio a través del cual es posible mantener un primer contacto con los Servicios Sociales Comunitarios, es decir, la puerta de entrada a éstos es el SIVO (Servicio de Información, Valoración y Orientación). Si procede y se archiva el caso, este es el servicio encargado de derivar a otro servicio o programa al usuario.
Las ponentes desarrollan su labor profesional en el Servicio de Convivencia y reinserción social (CORE), promoviendo la incorporación de las personas que se encuentran en situación de marginación o exclusión social a la vida en sociedad. Se centraron en el Programa de Atención Familiar (PAFI) que pasaremos a explicar tras haber aclarado las funciones y objetivos que se trabajan desde los Servicios Sociales Comunitarios.
Programa de Atención a la Familia e Infancia (PAFI)
Desde la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, en el ámbito de atención a familia e infancia, se recogen una serie de programas de tratamiento dirigidos, de manera específica al colectivo de familia e infancia.
Dicho Programa de Tratamiento se integra de manera funcional en el conjunto que configura el Sistema Público de Servicios Sociales. Este programa es de carácter preventivo y está llamado a una doble finalidad:
-Evitar la adopción de medidas de protección que conlleven la separación del menor y la menor de su familia, normalizando el funcionamiento familiar mediante un tratamiento específico, integral, interdisciplinar e integrador que permita la adquisición de pautas rehabilitadoras que compensen la situación de riesgo social que pueda directa o indirectamente al bienestar de los y las menores.
-Promover, en los casos que sea posible, la reunificación familiar de los menores con los que con anterioridad se adoptó una medida de protección.
Según la Consejería de Igualdad y Bienestar Social, el Programa permite la creación de equipos técnicos interdisciplinares (psicólogo y psicóloga, trabajador y trabajadora social y educador y educadora sociofamiliar) integrados en la estructura de los servicios sociales comunitarios, que constituyen la puerta de entrada al Sistema de Atención a la Infancia y coordinado con otras instituciones.
Los objetivos que persigue el Programa de Tratamiento a Familias con Menores son:
- Mitigar los factores de riesgo para evitar la separación del menor y la menor de su familia.
- Capacitar a la familia para dar una correcta atención a sus hijos e hijas evitando cualquier conducta negligente o maltratante y garantizando su seguridad e integridad personal.
- Lograr que la familia funcione de manera autónoma y adecuada y que los y las menores estén correctamente atendidos.
- Proporcionar a las familias las habilidades y/o recursos técnicos necesarios para superar la situación de crisis que dio lugar a la separación.
Y el perfil de las personas destinatarias privilegia algunas de las siguientes características y/o condiciones psicosociales:
- Familias con menores a su cargo en situación de riesgo social.
- Familias monoparentales con hijos e hijas menores de 18 años en situación de dificultad social.
- Familias en cuyo seno se han detectado situaciones de violencia que afectan directa o indirectamente a los y las menores a su cargo.
- Familias con menores con los que se ha adoptado una medida protectora, para posibilitar su reinserción familiar.
¿Qué me resulta importante de este programa?
El aspecto que me parece más llamativo en la aplicación de estos programas, es el carácter interdisciplinar de las intervenciones. El colectivo de familia e infancia, presenta varios ámbitos de actuación, desde la protección del menor, en primer término, pasando por sistemas de prevención y trabajo con los progenitores, por lo que se hace realmente necesario (y si añadimos la diferente tipología de carencias y necesidades que se puedan unir, aun más) al trabajo desde varios ámbitos como puedan ser los Sistemas Educativos, el Sistema Judicial, Servicios Sanitarios, etc.
Otro aspecto que me ha parecido interesante es considerar a la familia al completo agente de cambio de la situación, a pesar de que en este mismo núcleo sea a veces, por varias circunstancias, donde se genere la necesidad o necesidades sociales, siempre y cuando no afecte a la integridad del o la menor.
Se intenta favorecer en todo momento la reunificación familiar, en el caso que sea posible, entorno que se considera más beneficiador para el crecimiento y desarrollo del o la menor.
Desde el trabajo interdisciplinar y todos los ámbitos que este abarca, se debe trabajar con la familia y el o la menor, a través de un enfoque que permita hacerles llegar a una toma de conciencia de la situación, y conseguir que ellos mismos vean la problemática por la que están atravesando. Desde esta toma de conciencia, se puede favorecer que la familia (guiados por los profesionales) busque soluciones al problema en la medida que sea posible, las ponga en marcha y evite en el peor de los casos la retirada de la custodia del menor.
Como futuros profesionales, tendremos que dejar a un lado nuestra visión, valores o emisión de juicios a nivel personal y centrarnos en buscar las potencialidades de las personas con las que trabajemos, ya que será un elemento de utilidad y ayuda, constituyendo un refuerzo en el que apoyar nuestra intervención para conseguir que estas personas consigan hacer frente y salir de la situación difícil en la que se encuentran.